​Usar el arte y sus manifestaciones artísticas como metodología de prevención primaria y secundaria ayuda a trabajar sensible e integralmente la mente, el cuerpo y las emociones. De esta forma, la práctica artística brinda la posibilidad de entrar en contacto con nuestras emociones más íntimas y pone listo el cuerpo para reaccionar a situaciones de su entorno y ayuda en procesos de catarsis y sanación.